domingo, 23 de noviembre de 2008

Ray Loriga



"Cuando mi hijo me pregunte por qué carajo venimos al mundo ya tengo clara la respuesta: para escuchar discos de Bob Dylan"




No entiendo por qué cae tan mal este hombre. No sé si es que se acuesta con niños o mata ancianos en sus ratos libres, pero a mi me gusta mucho lo que escribe y además me cae muy bien y cada vez que le leo una entrevista me reafirmo en esa postura. En mi opinión Ray Loriga es una rockstar de la literatura. Con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva. Entiendo que la gente pueda sentir rechazo cuando ve fotos de este hombrecillo con mirada arrogante y pose de no dormir en dos días o siempre rodeado de modelos, pero detrás de esta fachada hay mucho más. En sus artículos ha defendido el cine de Bergman y Zulueta, los discos de Dylan, Bowie, Tom Waits o Bunbury (es muy fácil defender a Dylan, pero hay que tener los cojones muy bien puestos para defender a Bunbury), ha criticado a Zapatero desde las páginas de “El País” y gracias a él me introduje en la literatura de Bolaño, Fresán y Vila-Matas. Pero a parte de los nombres comunes, también hay que destacar la peculiar visión que aporta del día a día. El tono de sus reflexiones, sus historias, los personajes que aparecen y la constante interrogación ética de cada línea me parece apabullante, así como su estilo tan cercano a la ternura como a la acidez.

La primera época se ha quedado un poco obsoleta. Literatura demasiado adolescente y experimental que si bien en su momento entró muy bien, en siguientes relecturas caduca. Es a partir de “Tokio ya no nos quiere” y, sobretodo, “Trifero” cuando encuentra su lugar actualizando el tono de historias de narrativa clásica y curiosos personajes. Los dos libros mencionados y "El hombre que inventó Manhatan" me parecen imprescindibles.

Ahora edita “Ya sólo habla de amor”, una narración en tercera persona con muy pocos diálogos en la que Sebastián, un divorciado cuarentón, se queda inmóvil incapaz de superar su ruptura y el papel que en su vida desempeña el amor. Sebastián se entrega con entusiasmo a su fracaso hasta que … paro por si alguien la quiere leer.

“Y por qué no morir, finalmente, amando. ¿Hay mejor ocupación? ¿Existe acaso una manera mejor de pasar el tiempo, de recorrer ciudades, de darle su sentido a cada plato de sopa? ¿Por qué no hablar de amor todo el tiempo y nada más?”

PD "Loriga se une a la banda de escritores como Houllebecq y Murakami que están reformando la literatura del siglo XXI" The Big Issue. Curiosamente mis tres favoritos.

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